Historia

Soy María, y creo joyas que sienten.
Entre la nostalgia y la modernidad,
Piel de Sal es un lugar donde la belleza se vuelve recuerdo.

Piel de Sal nació como un proyecto compartido, una pequeña joyería creada entre tres amigas que soñaban con capturar la belleza de lo cotidiano.

Durante un tiempo fuimos tres miradas distintas buscando un mismo brillo: el del mar, la calma y lo esencial. Pero como ocurre con todo lo que crece, cada una siguió su propio rumbo, y la marca se transformó.

Ahora Piel de Sal soy yo, María, y todo lo que ves aquí es el reflejo de mi manera de sentir la belleza: entre la nostalgia, el arte y lo simbólico.

Siempre me han fascinado los objetos con alma, las cosas que cuentan una historia sin necesidad de hablar. Quizás por eso me enamoré de los relicarios victorianos, de su misterio y de su capacidad para guardar emociones dentro de algo tan pequeño.

De esa pasión nació CharmGuard, una colección que reinterpreta los antiguos relicarios para el presente: joyas que no solo adornan, sino que protegen, acompañan y significan.

Cada pieza es una extensión de lo que soy y de lo que amo —los libros, las historias antiguas, la estética romántica y la idea de que todo lo importante merece ser guardado cerca del corazón—.

Piel de Sal ya no es solo una joyería: es un universo.

Un espacio donde cada objeto tiene su razón de ser y cada colección una historia que contar.

Y aunque el camino cambió, la esencia sigue siendo la misma:

crear cosas que duren, que emocionen, y que conecten contigo de verdad.